Aún hay un varón por el cual podríamos
consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla mas yo le aborrezco.
1 Reyes 22:8.-
La
obsesión es algo terrible. Mentir es engañar a otros sabiendo lo que se está
haciendo. Estar obsesionado es engañarse
a uno mismo; es mentir y no saberlo; es haber llegado al punto donde la
conciencia ya no actúa y la luz que en nosotros hay ha llegado a ser tinieblas.
Es, en síntesis, el haber rechazado la verdad.
A
este estado se llega por la simple elección de las tinieblas.
Porque todo aquel que hace lo malo,
aborrece la luz y no viene a la luz,
para que sus obras no sean reprendidas.
Juan 3:20.-
Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,
2
Tesalonicenses 2:11.-
De
manera que finalmente los obsesionados son verdaderamente engañados; ¡han llegado a creer en lo que están
haciendo! Saulo de Tarso ciertamente pensaba. ¿Cómo somos librados de esto?
Sólo por medio de la luz. El que practica la verdad, viene a la luz. Dios ya no
necesita obrar más. No hay
necesidad de otra obra. Dios nos hace ver y esto es suficiente.