SAN MARCOS 9:23-24.-
"Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad".-
Cuando Jesús tenía delante a un padre buscando consuelo a la necesidad espiritual de su hijo, pronunció estas palabras maravillosas.
Jesús hace un llamado a este padre para creer en medio de una generación incrédula. Esa generacíon primero no cree que la necesidad espiritual de un hombre puede ser suplida por Jesucristo y que luego, cuando ha sido suplida, cree que el que ha sido saciado en su necesidad ha muerto.
Dios requiere fe de su pueblo. Siempre ha sido así. El padre del joven con esa necesidad tuvo fe, creyó, y pudo ver la necesidad ser suplida.
Esta fe que hace todas las cosas posibles tiene en vista la necesidad espiritual del prójimo. Dios puede suplir la necesidad más profunda del hombre cuando es traído y atraído a Jesús por alguien con corazón de padre.
Tal vez necesitemos decir "ayuda mi incredulidad...", pero no dejemos de traer a Jesús los que Él está esperando.
Pidamos a Dios ese corazón de padre por el que está sufriendo y creamos al que los llama a Su Presencia, pues aún hoy Él nos dice "Tráemelos... Tráemelos... Tráemelos...".-