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No se avergüenza de llamarlos hermanos.
Hebreos 2:11

En el principio del cuarto evangelio, Juan describe a Jesús como el unigénito del Padre. Al final del mismo evangelio el Señor resucitado le dice a María: ―Ve a mis hermanos y diles subo a mi Padre y a vuestro padre (Juan 20:17).-
A lo largo del Evangelio Jesús había hablado de “el Padre” o “mi Padre”. Ahora, después de resucitar agrega “vuestro Padre”.
Esto es maravilloso, pues el Hijo mayor es el que ahora habla, el primogénito de entre los muertos. Por su encarnación y su cruz ha llevado muchos hijos a la familia de Dios, y por tanto, en el mismo versículo, habla de ellos como “mis hermanos”.
Alabado sea Dios, por medio de su exaltación tu y yo hemos recibido el espíritu de adopción por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hilos de Dios’. 

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