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Separados de mi nada podéis hacer.
Juan 15:5.

La tentación de intentar hacer algo es parte misma de la naturaleza humana.

Un siervo de Dios en la China veía constantemente en las salinas de ese país un episodio interesante. En la China, algunos culíes pueden llevar una carga de sal de 120 kilos. A menudo venían hombres capaces de llevar una carga de 120 kilos y se encontraban con una carga de 250 kilos. Sabían perfectamente que era demasiado pesada para ellos, pero a pesar de saberlo procuraban levantarla. Diez o veinte de estos hombres se acercaban a la carga y probaban aun sabiendo cada uno de ellos que no eran capaces de hacerlo. Finalmente debían dar lugar al hombre que tenía la capacidad de hacerlo.

¡Cuántas veces tenemos que llegar al punto de la desesperación antes de abandonar nuestras propias fuerzas y darle al Señor la oportunidad de hacer aquello que Él está tan dispuesto y es capaz de hacer! Cuanto antes lo hacemos, mejor.

Cuando nosotros monopolizamos las situaciones, dejamos poco lugar para la actuación poderosa del Espíritu.

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