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Por el Apóstol Rony Chaves.-

Hay un número de templos mencionados en la Escritura, tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento. Sin embargo, hay una interpretación básica para todos ellos. Esta es, el templo fue el medio usado para ser la habitación de Dios entre los hombres. Cada templo de Israel, sólo habló del anhelo divino de habitar entre Su pueblo. Pero sobre todo cada templo habló de Cristo el Verdadero Tabernáculo de Dios entre los hombres. 

I.- EL TEMPLO EN LOS CIELOS: LA REALIDAD CELESTIAL.
Esta es la realidad existente en los cielos. Dios es adorado en Su Santuario Espiritual; en el Templo de los Cielos. Es lo que es, lo que existe, lo que es realidad. Aleluya.
Este es el principal tipo o figura, el origen y patrón del Templo. Todos los templos antiguos fueron una sombra sobre la tierra de esta realidad: hay un Templo en los Cielos. Allí está Su Santo Trono, Él está sentado allí, en Su Templo y sus faldas lo llenan todo. Es el santuario celestial que miró Isaías en el capítulo seis o Juan en el Apocalipsis 4.
Todo santuario edificado por Israel tenía un diseño proveniente del Espíritu y pretendía ir revelando Su Plan con el hombre, desde el principio hasta el final. Dios se iría revelando cada vez más a las generaciones del mundo a través de los símbolos, números, colores y rituales expresados en los santuarios levantados.
Hay una realidad existente en los Cielos. Dios es adorado; los ángeles le adoran; su creación le exalta y Él Reina sobre todo, amén. La Biblia nos registra diversidad de templos, incluyendo templos paganos donde satán pretende recibir adoración del hombre, copiando todo lo que Dios ha revelado a sus ungidos para que le adoremos. Estos son algunos de los templos registrados: 


II.- EL TABERNÁCULO EN EL DESIERTO (DE MOISÉS). ÉXODO 25-40. 
Este fue un “templo temporal”; el Tabernáculo del Señor. Fue una tienda – habitación de Dios e insinuación de una más permanente morada de Él en el Templo de Salomón. El modelo para edificar este tabernáculo le fue dado a Moisés en el monte según “las cosas que hay en los cielos”, (Éxodo 25:29). 

III.- EL TABERNÁCULO DE DAVID.  2 DE SAMUEL 6. 
Esta fue una tienda plantada en el Monte Sión para el Arca del Señor antes de ubicarla en el Lugar Santísimo del Templo de Salomón. Todo el orden de cantores y músicos que David estableció siguió el patrón revelado por Dios de las cosas celestiales. 

IV.- EL TEMPLO DE SALOMÓN. 1 DE REYES 5-9. 
Este templo fue construido por el hijo de David, siguiendo el diseño revelado por el Espíritu al Dulce Cantor de Israel. Esta fue la morada permanente del Arca, un tipo clásico de la Iglesia glorificada y perfeccionada. Aleluya. 

V.- EL TEMPLO DE ZOROBABEL. 
El templo construido por Salomón fue destruido años después por Nabucodonosor, rey de Babilonia (Ezequiel 8-10). Este santuario (no es otro) fue reconstruido en el período de la restauración al final de la cautividad babilónica. 

VI.- EL TEMPLO DE HERODES. 
El templo reconstruido fue manchado y saqueado una y otra vez por los reyes paganos en sus guerras contra Israel. Herodes el Idumeo, restauró y embelleció esta obra en el tiempo del dominio romano. Este fue el templo vigente en los días de Cristo y derribado en el año 70 por los romanos. 

VII.- EL TEMPLO DE DIOS EN CRISTO. 
Todo templo material señaló al Templo de Dios, personificado en Cristo, nuestro Señor. Aleluya. El fue la habitación de Dios entre los hombres (Colosenses 1:19; 2:9). El fue el templo Corporal que caminó en Jerusalén mientras existía un templo material en la ciudad.
Él fue la habitación de Dios en la tierra. En el debido tiempo, sus discípulos olvidaron el templo material del Antiguo testamento y adoraron a Dios a través de Cristo, el Templo Corporal del Nuevo Testamento. Gloria a Él. 

VIII.- EL TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO (EFESIOS 2:19-22; 1 CORINTIOS 3:16-17). 
La Iglesia, el Cuerpo de Cristo con sus miembros individual y corporativamente (en ambas formas) son mencionadas como el Templo del Espíritu Santo. Este es el Templo del Nuevo Pacto en la tierra después de la ascensión de Cristo e inaugurado el Día de Pentecostés con la venida, asistencia y guía del Espíritu Santo. Es la Iglesia ahora; el Templo del Dios Viviente. Aleluya. 

IX.- EL TEMPLO DE LA VISIÓN DE EZEQUIEL. 
El profeta tuvo una visión del Templo (Ezequiel 40-48) que pudo ser el templo de la reconstrucción literalmente hablando o una visión simbólica. 

X.- EL TEMPLO DEL ANTICRISTO. 
En 2 tesalonicenses 2:1-12, se habla del templo del hombre de pecado, el Anticristo. Este es un templo reconstruido en los tiempos del fin donde él intentará proclamarse Dios.    

XI.- EL TEMPLO DE REVELACIÓN (O DEL APOCALIPSIS). 
En el capítulo 11:1-2 del Apocalipsis, Juan nos da una visión de un templo. Existe en este pasaje una vara para medir el templo de Dios, el altar y a los que adoran en éste. Esto puede implicar la reconstrucción de un templo o una visión de la Iglesia cumpliendo su ministerio, adorar.  

XII.- EL TEMPLO DE LA CIUDAD NUEVA JERUSALÉN. 
La última referencia específica del templo es dada por Juan en su visión de la Santa Ciudad, la nueva y celestial ciudad de Jerusalén (Apocalipsis 21:22). La ciudad de Dios no tiene templo material, temporal y antiguo cuando nosotros tenemos el espiritual, eternal y celestial Templo de Dios, y el Cordero, Su Hijo. Aleluya. Él lo llena todo. Amén. 

XIII.- LOS TEMPLOS DE LA IDOLATRÍA. 
Existe  la penosa necesidad de mencionarlos porque siendo una falsificación de la realidad celestial, nos muestra el intento continuo de satanás a través de la historia de sembrar adoración a deidades paganas en todos los pueblos.
Ellos tuvieron templos para sus dioses falsos: Bel (Babilonia), Baal, Diana, Asera, Dagón, etc.. Estos lugares fueron templos de corrupción, idolatría e inmoralidad, con un sacerdocio corrupto y satanizado que corrompió igualmente a su pueblo. Estos templos vinieron a ser habitación religiosa de los demonios; en contraste con la Iglesia, el templo Santo de Dios, habitación para el Espíritu Santo. 
A través de los templos, recogemos una verdad impresionante, Dios quiere habitar entre Su pueblo.
De todos los templos mencionados vemos que, en realidad, tres fueron los edificados en el Antiguo testamento: El Tabernáculo de Moisés, el de David y el templo de Salomón que sufrió diversas reconstrucciones. Todos ellos señalaron la Obra redentora y santificadora de Cristo y a través de Él, el Plan Divino para un pueblo, la Iglesia. Ese plan fue convertirla en la Casa de Dios, morada de Su Santo Espíritu. El Nuevo Testamento nos da ese maravilloso enfoque: Dios mora en Su Santuario, la Iglesia y en ella debe dársele la adoración que sólo Él merece. Amén.

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